Embalaje de plástico y el de papel: Preguntas frecuentes

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¿Es el papel más sostenible que el plástico?

El plástico, al igual que el papel, es un material con el que solemos encontrarnos todos los días. Estos materiales están en todas partes, lo que puede hacer que se pregunte hasta qué punto son sostenibles y reciclables, especialmente al hablar del embalaje de un solo uso. Esta pregunta es importante, sobre todo dado el constante aumento de producción mundial de plástico. En 2021 se generaron 139 millones de toneladas métricas de residuos de plástico de un solo uso en todo el mundo, lo que supone un aumento de 6 millones de toneladas métricas con respecto a 2019. Si no hacemos nada para evitarlo, la Fundación Ellen McArthur estima que para 2050 habrá más plástico que peces en el océano. En este artículo, descubrirá la diferencia entre el reciclaje de papel y el plástico así como la respuesta a los temas clave sobre la sostenibilidad de estos materiales.

¿Es el papel sostenible si está hecho de árboles?

Cuando la mayoría de nosotros pensamos en el papel, entendemos que se trata del producto que se saca de la pulpa de la madera, que es la forma más común en la actualidad. Sin embargo, en el transcurso de su historia, el papel se ha fabricado con fibras de diversas fuentes, como hierba, corteza, hojas e incluso tejidos desechados. Hoy en día, todavía existe el papel con otro tipo de materiales, como la pulpa de la hierba.

El secreto para la sostenibilidad del papel virgen es que los árboles son una fuente reutilizable. Los árboles que acaban convirtiéndose en papel pueden crecer en zonas forestales con gestión sostenible, que preservan los hábitats de los bosques antiguos y crean una fuente de productos forestales que puede reponerse, en lugar de agotarse. En los bosques gestionados de forma sostenible, es habitual plantar varios árboles por cada árbol que se recolecta. Organizaciones como el FSC® establecen normas sobre la forma de recolectar los productos y qué constituye un bosque gestionado de forma sostenible, prestando atención a las plantas, los animales y las personas que viven en esos ecosistemas y dependen de ellos. Los consumidores pueden buscar productos de papel certificados por grupos de gestión forestal que garanticen que sus productos sean totalmente parte de la economía circular.

Más información sobre la economía circular

El plástico, ¿puede producirse a partir de recursos reutilizables?

La mayoría de los plásticos usados en el embalaje provienen de combustibles fósiles. De hecho, se estima que el 98% de los plásticos de un solo uso provienen de los combustibles fósiles, es decir, que prácticamente todo el embalaje que circula para productos comunes desechables derivan del petróleo y el gas. Aparte de los procesos usados en la extracción de combustibles fósiles, que pueden ser perjudiciales para el medio ambiente ya de sí, el combustible fósil es un recurso limitado que no se regenera del mismo modo que los árboles y la hierba. Se realizan esfuerzos constantes a la hora de desarrollar fuentes más sostenibles de plástico, la mayoría a través del desarrollo de bioplásticos que usan materias primas más sostenibles.

Los bioplásticos, ¿pueden hacer que el plástico sea más sostenible?

Aunque se suele pensar que el bioplástico es un tipo de plástico creado de materiales orgánicos que se descompone en un entorno natural, el bioplástico es un término general que engloba diversas clases de plástico con diferentes cualidades. Debido a esa variedad de cualidades, el término bioplástico no debería ser garantía de la sostenibilidad de un material.

Algunos bioplásticos son plásticos provenientes de materiales orgánicos. Los materiales usados para fabricar estos bioplásticos suelen ser azúcares, almidones y aceites provenientes de biomasa, como patatas, aceites vegetales y azúcar de caña, por nombrar unas cuantas fuentes. El principal beneficio de estos bioplásticos es que su materia prima proviene de fuentes orgánicas y, por tanto, reutilizables, a diferencia de los combustibles fósiles refinados tradicionales.

Algunos bioplásticos se pueden biodegradar en las condiciones adecuedas. Sin embargo, las dudas sobre cuánto tiempo pueden tardar en biodegradarse en la naturaleza han hecho que se acuse a sus defensores de llevar a cabo un «blanqueamiento verde». Por ejemplo, los bioplásticos que requieren altas temperaturas para descomponerse eficazmente y pueden compostarse en instalaciones industriales, técnicamente pueden considerarse «compostables», pero no se descomponen rápidamente en un típico montón de compost de un huerto, que es lo que la mayoría de los consumidores asocian con este término.

Fuente de la imagen: Ficha de la Unión Europea sobre bioplásticos

Los sustratos suelen denominarse bioplásticos si entran en alguna de las siguientes categorías:

De origen biológico, pero no biodegradable. Estos plásticos se sintetizan usando materias primas orgánicas en vez de combustibles fósiles, pero no se biodegradan de forma natural.

Algunos ejemplos de este tipo de materiales son el polietileno (PE) de origen biológico, el tereftalato de polietileno (PET), el tereftalato de politrimetileno (PTT) y el furanoato de polietileno (PEF).

A partir de combustibles fósiles y biodegradables. Estos plásticos se sintetizan con combustibles fósiles, pero se pueden biodegradar en las condiciones adecuadas.

Ejemplos de materiales son el tereftalato de adipato de polibutileno (PBAT) o la policaprolactona (PCL).

De origen biológico y biodegradables. Estos plásticos proceden de materiales de origen biológico y también se biodegradan con el tiempo en un entorno natural.

Algunos ejemplos de materiales son el ácido poliláctico (PLA), los polihidroxialcanoatos (PHA) y el succinato de polibutileno (PBS).

El papel, ¿es biodegradable?

Dado que el papel es de fibras naturales, puede descomponerse en la naturaleza gracias a los microorganismos y volver a formar parte del medioambiente en un plazo de semanas o meses. Las altas temperaturas y un clima húmedo puede acelerar la descomposición del papel, es decir, es un material compostable.

La biodegradibilidad del papel puede ralentizarse debido a ciertos tratamientos químicos o la adición de revestimientos de plástico. En tal caso, cuando el material de papel se haya biodegradado, quedarán los restos de los microplásticos. Dado que se le puede dar una nueva vida al papel como material a través del reciclado, se recomienda usar el contenedor de papel como la mejor forma de desechar este material ayudando a mantener las materias primas y apoyar una economía circular.

El plástico, ¿es biodegradable?

Los diferentes métodos y materias primas usados para fabricar los polímeros del plástico tienen un efecto en cómo se degradan con el paso del tiempo. A pesar de que en la naturaleza existen polímeros, los que solemos considerar como plásticos son artificiales. Las cualidades que hacen que el plástico sea tan práctico, como su resistencia al desgaste, son graves inconvenientes cuando el plástico llega al medio ambiente como contaminante. Los productos sintéticos tardan entre décadas y siglos en descomponerse y se convierten en microplásticos cuando por fin se degradan. Se han encontrado microplásticos en todos los entornos de la Tierra, desde los casquetes polares hasta las selvas tropicales.

El proceso de descomposición en microplástico a lo largo del tiempo implica que el plástico tradicional es un material degradable, a diferencia del biodegradable, que se refiere a los materiales que se descomponen por la acción de microorganismos y bacterias, volviéndolos a convertir en elementos naturales dentro del medio ambiente.

¿Es el bioplástico más biodegradable que otros tipos de plásticos?

Algunos tipos de bioplásticos, como los PHA, se producen mediante procesos orgánicos, por lo que son capaces de biodegradarse en un entorno natural.  No todos los bioplásticos son biodegradables de forma natural. Algunos pueden descomponerse biológicamente en ciertas condiciones; por ejemplo, muchos bioplásticos compostables requieren instalaciones de compostaje industrial a altas temperaturas para descomponerse, a diferencia de esa imagen que tiene el consumidor de a pie de un montículo de compost de huerto. En la actualidad no existen muchas de estas instalaciones de compostaje especializadas, es decir, que mucho del bioplástico fabricado y comercializado como compostable, no se llega a compostar realmente. Por ejemplo, en junio de 2021, había 185 instalaciones de compostaje industrial en EE. UU. y solo 170 instalaciones de compostaje industrial en el Reino Unido.

¿Qué probabilidades hay que el plástico o el papel se reciclen?

En Estados Unidos, el índice de reciclaje total del plástico se estima en tan solo un 5-6%. Si se consideran los 40 millones de toneladas de residuos plásticos generados en 2021, el resultado es que aproximadamente 38 millones de toneladas de residuos plásticos no se reciclaron, sino que se incineraron o acabaron en un vertedero. Gracias a una sólida infraestructura para el reciclaje de papel, así como a una amplia comprensión pública de su capacidad de reciclaje, el papel en EE. UU. disfruta de una tasa de reciclaje del 68%, que ha crecido desde el 33,5% de 1990.

En los países de la UE, aproximadamente un tercio de los plásticos del volumen de residuos se recogen para reciclarlos. La tasa de reciclaje del papel en 2020, por el contrario, fue del 81,6% y se ha mantenido por encima del 80% desde el 2008.

¿Cuántas veces se puede reciclar el plástico o el papel?

Incluso los plásticos que son relativamente reciclables con la infraestructura existente de recogida contienen fibras que no suelen aguantar más de 2-3 usos antes de dejar de ser efectivos para fabricar nuevos productos. Aunque se suele creer que el plástico se puede reciclar hasta el infinito, utilizando los mismos materiales una y otra vez, la realidad es que la calidad del plástico disminuye con cada reciclaje. En un proceso que en ocasiones se denomina como «downcycling» (infrarreciclaje), estos materiales solo se pueden usar para fabricar productos de una menor calidad si no se añaden materiales vírgenes que los hagan más resistentes.

El papel suele poder reciclarse hasta 7 veces antes de que sus fibras dejen de ser aptas para su reciclaje, con lo que, de modo general, es un producto que puede reutilizarse más. Cada vez que las fibras de papel se reciclan, también se acortan y pasan a ser útiles para diversas aplicaciones de papel. Un claro ejemplo de un papel que suele incorporar material muy reciclado es el periódico, y las diferencias en textura y firmeza son evidentes cuando se lo compara con un trozo de kraft virgen de alta resistencia. Al mezclar diversos grados de papel reciclado y fibra de diferentes fuentes, se puede fabricar una amplia gama de tipos de papel usando material reciclado.

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